jueves, 7 de febrero de 2013

1. Un viaje, una pantalla y un clic.

Hace más de 6 meses que realicé uno de los viajes más importantes de mi vida; fue en el verano del año 2012 cuando gracias a mis papás pude llevar a cabo un viaje a Canadá y así terminar mis estudios de francés en la bella ciudad francófona de Montreal, Quebec. Estuve en aquella ciudad dos meses (junio y julio), meses en los que conocí más la cultura quebequense, practiqué y estudié los últimos niveles de la lengua francesa, visité otras ciudades en Quebec y también en Ontario, tales como Ottawa y Toronto. 

Este viaje también me trajo otras aventuras como el hecho de haber conocido a personas de otras partes del mundo, en especial de Colombia, Venezuela, Brasil, Rusia, Alemania, Corea del Sur, del propio Canadá y hasta de mi propio país, México. Amistades como las que creé en aquellos meses, son las que vale la pena conservar, pues más allá del hecho de tener contactos internacionales, que abren muchas puertas, también abren un espacio muy grande para conocer otras culturas y otras formas de vivir. 


Uno de mis sueños más grandes desde hace un par de años era conocer Montreal, aunque antes de visitarlo no tenía idea de todo lo que me esperaba durante y después del mismo. Aún me sorprende la forma en que puedo comunicarme con tanta gente del mundo a través de las redes sociales, de un teléfono celular, de un iPod, de una computadora; sin duda alguna, la tecnología llegó para que nos sintieramos cerca los unos de los otros con una pantalla y a hacernos saber que sólo estamos a un enter o un clic de distancia.



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